Mil y pico casetas, metros y metros de guirnaldas, cientos de kilos de “pescaíto frito” y una superficie superior a 1 km2 forman cada año y después de la Semana Santa, la Feria de Abril de Sevilla. ¿y todo esto para qué? Pues para poco amigo, en esta edición hemos visitado sus engalanadas calles y su alumbrao y hemos comprobado que esta feria está orientada a la gente sevillana y amistades.

No vamos a decir que la Feria está mal, porque tiene su encanto y un pedazo de ambiente flamenco increíble y todo esto evidentemente, es de Interés Turístico Internacional, pero también es algo contradictorio que de las mil y pico casetas que hay en marcha un “turista” pueda entrar como mucho al pico. Y bueno, realmente no es difícil entrar al resto, sobre todo si estás buena, pero para qué; son casetas familiares en las que las 100 personas que hay allí se conocen y tú, extraño turista, te vas a sentir incómodo. Para el resto de mortales están las casetas de distrito y de partidos políticos, sindicatos… que ya tienen un tamaño más considerable y para pasar el día pues no están mal. Pero realmente, las casetas de empresa y organizaciones son las que molan y a la mayoría no entras ni matando al portero. Me parece muy bien que sean para sus empleados, familiares y amistades, pero de ahí, que no pueda definir a la Feria de Sevilla como abierta y plural.

Bueno, aunque eso último depende de cómo lo veamos, porque por la noche y sobre todo los últimos días el Real de la Feria se convierte en el escenario perfecto del botellón y las calles se engalanan con los típicos macarras vestidos con traje y corbata, cubata en la mano y zapatos llenos de mierda de caballo. Es lo que tiene la feria, un olor espesiaaaal.  Y no digo esto por demagogia, sino porque por allá por el año 1876, esta celebración surge como una feria de ganado, carácter que parece haberse perdido con los años.

En definitiva, la “Feria de Abril” es una feria familiar y punto; especifico, familiar de día y macarra de noche. Y ¿palmada a mano armada? Pues sí, en la capital Hispalense los precios en feria son una auténtica palmada, pero qué narices, si estamos en Feria…!